Las cosas del destino, ya tenia esta entrada y de repente sin querer con el móvil la eliminé, así que vuelta a empezar con el viaje que de más mala gana hago y del que guardo un sabor agridulce. Y no por el sitio en sí, que me encantó sino, por las circunstancias personales que me acontecieron.
En el 2007, hace casi ya diez años, nueve para ser exactos, decidimos irnos a conocer nuestro país vecino Portugal, con nuestra tienda de campaña y nuestro coche, como hacíamos casi todos los veranos.
Para ello íbamos a hacer dos paradas una en Cáceres, así conocería un poco Extremadura, pues me habían hablado algunos compañeros del valle del Jerte, que era impresionante en primavera con todos los cerezos en flor.
De todos modos yo iba en verano, por tanto, el valle del Jerte, lo dejaríamos para mas adelante. De momento nos ceñiríamos a pasar unos días en Cáceres y sus alrededores.
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Vista panorámica de la ciudad |
Nos emplazamos en un camping de la capital, por cierto municipal, y fue una maravilla, he de decir que era bastante nuevo, pero me gusto la idea de que cada parcela tuviese su baño y su ducha. Hay momentos en que un poco de intimidad hace falta, jajaja...
Es cierto que no es muy grande, quizás con dos días sobren para recorrerla, incluso si me apuráis con uno baste. ¿Pero acaso eso importa?, para mi fue una grata sorpresa, las calles empedradas, su plaza mayor, las casas señoriales con sus torreones, la catedral, el aljibe árabe...
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Aljibe árabe de Cáceres. |
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