Cómo ya he dicho antes, no somos de estar a remojo, así pues, ni siquiera en Cayo Largo, estábamos dispuestos a pasarnos el día tumbados al sol (cual lagartos), ni dentro del agua (como los peces), y decidimos contratar una excursión que salía desde allí, con destino a Isla Iguana.
El viaje se hacia en una pequeña lancha y se adentraba por entre unos islotes llenos de manglares, a cual mas bonito, no nos cansamos de fotografiar todo lo que pasaba por delante de nuestros ojos y eso que entonces las cámaras eran con carrete y te lo pensabas más a la hora de disparar. Para quien no sepa lo que es un manglar os diré, que son árboles que viven en zonas pantanosas, donde se cruzan las aguas saladas del mar y las dulces de los ríos, todo un espectáculo para la vista.
Además la excursión sólo era para nosotros y el conductor de la lancha nos acercó donde quisimos. ¡Qué maravilla!
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